Las empresas de clase mundial en América Latina enfrentan hoy un entorno variable entre modelos híbridos, oficinas compartidas, además de una creciente movilidad en los equipos que ha modificado la forma en que se utilizan las oficinas y los lugares de trabajo. Esta evolución ha traído ventajas en eficiencia operativa, pero también ha puesto a prueba los sistemas tradicionales de seguridad física.
En instalaciones donde circulan empleados, proveedores, contratistas y personal externo, el asegurar quién accede a qué recurso, en qué momento y bajo qué condiciones, se ha convertido en una necesidad estratégica. Ya no se trata solo de proteger el perímetro, sino de controlar el acceso a zonas críticas y dispositivos de trabajo desde adentro. Ante este nuevo panorama, muchas organizaciones se preguntan cómo elevar sus estándares de seguridad sin afectar la productividad ni generar procesos engorrosos.
Frente a la complejidad del entorno actual, han surgido soluciones tecnológicas diseñadas para ofrecer una supervisión más precisa de los recursos físicos dentro de una organización. Hablamos de sistemas automatizados de control que permiten gestionar en tiempo real el uso de llaves, equipos compartidos y dispositivos, con registros detallados de quién los utiliza, a qué hora y en qué condiciones.